¿A quién pertenecen los contenidos en abierto?
¡Uff! ¡Cuánto tiempo sin actualizar estas páginas! Aprovecho ahora que tengo cinco minutos libres para intentar recuperar el ritmo de al menos una publicación a la semana.
Atención, pregunta, ¿a quién pertenecen los contenidos en abierto? Entendámosnos, conozco una parte de la respuesta. Por el simple hecho de emitir en abierto las cadenas no están cediendo ninguno de sus derechos sobre la obra (aunque sería lo ideal, imagina por un momento que si un anunciante quiere utilizar la red pública de comunicaciones, la que llega por ley a todos los ciudadanos como servicio básico, para aumentar su cuota de clientes en su propio beneficio, debe permitir que sus contenidos sean reaprovechados y utilizados por cualquiera de la forma que quiera --definición de dominio público--, en lugar de como pasa ahora, que una empresa puede utilizar una propiedad pública --propiedad mía-- para hacer negocio sin que yo pueda decir nada o me beneficie de ello). La parte de la respuesta que quiero que alguien me explique es la que me especifica qué tengo que hacer, a quién tengo que pedirle permiso, qué tasas debo pagar y qué contenidos pueden censurarme y cuáles no si yo mismo quiero reutilizar programación en abierto.
Ahora mismo hay empresas que ya lo hacen. Por ejemplo la operadora de cable R reenvía la señal de televisión estándar por cable, canales nacionales y el autonómico, más unos pocos canales propios, porque su oferta es teléfono, internet y televisión. Ha informado a sus clientes que dentro de poco lo hará con los canales de la televisión digital terrestre, para poder acceder a ellos sin necesidad del decodificador digital (algo que me parece obvio, no sé cómo no lo hicieron desde el primer día ¿problemas legales?). También hay otras que tímidamente empiezan a emitir televisión por internet (Telefónica, Jazztel...), aunque mucho debe cambiar la infraestructura de la red para que eso sea cómodo para el usuario medio. E incluso había alguna que intentó vivir exclusivamente de ello, con servicios de valor añadido que no recuerdo cuáles eran (Quiero TV, actualmente a la espera de otra oportunidad, o TiVo en el extranjero).
Entonces, ¿qué tengo que hacer si quiero montar un servicio similar? ¿Debo pedir permiso a alguien? ¿Pueden negármelo? Recuerda, estoy hablando de televisión que se emite en abierto sin ningún tipo de protección. Si yo estoy localizado geográficamente en su área de cobertura, la puedo sintonizar, ver, grabar y visualizar las veces que quiera. ¿Puedo colgarla en internet y ponerla a disposición del público que está fuera del área de cobertura?
Están tomando fuerza algunas tendencias en el mundo digital relacionadas con esta pregunta. Por un lado el auge de la publicación directa de vídeos o el alquiler de episodios de series modernas accesibles por internet, ya sea en la tienda iTunes o en el Google Video Store, o servicios multitudinarios y gratuitos como Google Video o YouTube (usan el formato flashvideo: mucha compresión, mala calidad, vídeo en internet para pobres) muestran la evolución natural de la tecnología de compresión de vídeo, ayudan a popularizar y aumentar la presencia en nuestras vidas de servicios multimedia. Aún falta, aunque hay intentos, un almacén serio y amplio de películas con licencias libres digitalizadas y preparadas para descarga con bittorrent. Es natural. Internet ya ha pasado por la etapa de ser sólo texto, la etapa de juntar texto y gráficos animados, la del abuso de animaciones flash, la popularización del audio en forma de música y telefonía por internet, ahora estamos en los principios del dominio del vídeo por internet como taquilla de cine o videoconferencia, y cuando aumente más el ancho de banda (que es lo que más frena el desarrollo) llegaremos a la realidad virtual, a las aplicaciones inmersivas como internet cotidiano, y a la desaparición de la barrera entre mundo real y virtual. Eso para el futuro.
Pero decía que hay tendencias interesantes hoy. La del aumento de contenidos audiovisuales atractivos para descargar. La del despegue en España (a menos en publicidad, y con retraso respecto de otros países más digitalizados) de los PVRs (personal video recorders). El aumento de referencias a centros de ocio digital en el hogar dentro de la industria informática, como el Windows XP Media Center de Microsoft o el FrontRow de Apple o la plataforma de hardware viiv de Intel. ¿Qué significa todo esto? Que por fin el vídeo está maduro para ser comercializado por internet, ya sea en el formato de descarga puntual de episodios o de visualización en tiempo real de los canales tradicionales de televisión incluso en España. ¿Y? Pues explotémoslo si la red lo soporta --la banda ancha en este país lo es sólo de nombre-- y nuestra leyes lo permiten --la propiedad intelectual aquí se utiliza al revés--.
Me gustaría encontrar en España un servicio como TiVo, pero gratis --cobran una mensualidad--. Me gustaría que todas las cadenas que se emiten en abierto en el país pudieran ser accesibles por Internet, no necesariamente como emisión en directo, sino como ficheros a descargar de algún sitio, clasificados ya por programas, con una guia de televisión fiable de verdad. Me gustaría que los programas estuvieran libres de anuncios. Me gustaría pudieran elegir ver las películas en las lenguas en que fueron emitidas. Me gustaría que ese almacén de televisión tuviera cosa de un año de memoria, aunque fuera pagando, y gratis si el servicio es por un par de semanas. Es decir. Llego a casa por la tarde, y me digo ¿hay algo en la tele? Hago un poco de zapping y no veo nada que me interese. O resulta que hay dos programas que mínimamente pueden tener algo que valga la pena, pero, cuestiones de contraprogramación, son simultáneos y coinciden hasta en los anuncios. Entonces enciendo el ordenador, me conecto al servicio éste y en el listado de películas veo que en Canal Sur este lunes echaron, no sé, El club de la lucha y me apetece verla otra vez. Y la descargo a mi ordenador sin más. Y no hay anuncios que corten la acción. Puedo pausarla, retroceder, ponerle puntos de parada. Puedo conectar con el IMDB y buscar información asociada, o acceder a los foros del servicio donde otros usuarios ya la han puntuado, y han localizado extras para ella, por ejemplo, los subtítulos. Y ¡sorpresa! Resulta que esa misma película había sido emitida dos meses antes en la Televisión de Galicia, así que si estoy apuntado al servicio de pago (que sólo aumenta el tiempo en que se puede bucear en el almacén), puedo descargar también la banda sonora en gallego y escucharla con las imágenes actuales. O acabo de descubrir Camera Café y me gusta y quiero más. Puedo buscar en el servicio éste todos los episodios disponibles (los de las últimas semanas, gratis, o el último año, de pago) para disfrutarlos cuando yo quiera en la dosis que yo desee. O estoy enganchadísimo a una serie, por ejemplo Redes, la de Punset, me he perdido el episodio de la semana porque tenía sueño y no lo resisto. Lo descargo al día siguiente, y lo veo tranquilamente. Con un servicio así automáticamente evito la contraprogramación, puedo seleccionar el 2% que merece la pena de la televisión de toda España en el momento que quiera, puedo verlo todo sin anuncios, puedo hacer una copia local y guardarla en mis discos, tengo una guía de programación exacta porque ha sido confeccionada con los programas ya grabados y con capacidades de búsqueda, puedo llegar a encontrar la pista de audio en varios idiomas, subtítulos --puedo hacerlos yo mismo y compartirlos con el resto--, puedo tratarla con software típico de tratamiento y edición de vídeo --acostumbrado al ordenador, la tele resulta un dispositivo muy básico y limitado--, puedo acceder a televisiones locales en la otra punta del país (si quiero limitarme al país, porque podría considerar ofrecer la de todo el mundo hispano), si están bien clasificados, puedo acceder a fragmentos de programas --ver la película de Versión española, pero sin tragarme el debate, o ver todas las noticias deportivas de los telediarios del país--, o abonarme a una serie --Friends-- y que el servidor me la vaya grabando y al terminar la temporada me la envíen a casa en dvd --¿puedo copiar y vender una emisión en abierto?--... no sé, hay miles de cosas que podrían ofrecerse al público.
¿Qué necesito para montar algo así? Ancho de banda, un montón de almacenamiento físico, hardware de sintonización y captura de vídeo, software de edición para recortar lo que es programa y lo que no lo es (¿sería difícil encontrar automáticamente los anuncios? ¡Pero si serán medio centenar que se repiten una y otra vez!) y comprimirlo con algún codec, gente en distintas localizaciones del país para recoger la televisión local, gente para confeccionar la guía de programación... Es decir, nada más que equipamiento barato, y gente que le dedique tiempo. El problema podría surgir en el tema legal. ¿Puedo reemitir sin más la señal? ¿Tengo que pedir permiso? ¿Tengo que pagar? ¿Puedo hacer negocio con algo así o sólo puedo mantenerlo mientras sea gratuito? ¿Los derechos de emisión en exclusiva de un acontecimiento deportivo me impiden grabar una copia casera y distribuirla un mes más tarde? ¿Puedo suprimir los anuncios o eso se considera alteración de la emisión y violación de la propiedad intelectual --repito que aquí la Ley se diseña a medida para mantener vivos artificialmente monopolios que debían haber caído hace mucho--? Si eso de editar la señal es un problema, existe una alternativa: se envía el fragmento de emisión original que constituye el programa (contenido más anuncios más las otras tonterías que contenga) junto con un fichero xml indicando los tiempos en que hay contenido y en que hay relleno, y es en el ordenador del usuario final donde se hace la extracción del programa después de pedirle confirmación; así no pueden decir que yo modifico la señal, sino que es el usuario que lo hace localmente con sus ficheros. Y él en su casa puede hacer lo que quiera.
Bueno, pues eso. Es una idea en la que estoy pensando.
Atención, pregunta, ¿a quién pertenecen los contenidos en abierto? Entendámosnos, conozco una parte de la respuesta. Por el simple hecho de emitir en abierto las cadenas no están cediendo ninguno de sus derechos sobre la obra (aunque sería lo ideal, imagina por un momento que si un anunciante quiere utilizar la red pública de comunicaciones, la que llega por ley a todos los ciudadanos como servicio básico, para aumentar su cuota de clientes en su propio beneficio, debe permitir que sus contenidos sean reaprovechados y utilizados por cualquiera de la forma que quiera --definición de dominio público--, en lugar de como pasa ahora, que una empresa puede utilizar una propiedad pública --propiedad mía-- para hacer negocio sin que yo pueda decir nada o me beneficie de ello). La parte de la respuesta que quiero que alguien me explique es la que me especifica qué tengo que hacer, a quién tengo que pedirle permiso, qué tasas debo pagar y qué contenidos pueden censurarme y cuáles no si yo mismo quiero reutilizar programación en abierto.
Ahora mismo hay empresas que ya lo hacen. Por ejemplo la operadora de cable R reenvía la señal de televisión estándar por cable, canales nacionales y el autonómico, más unos pocos canales propios, porque su oferta es teléfono, internet y televisión. Ha informado a sus clientes que dentro de poco lo hará con los canales de la televisión digital terrestre, para poder acceder a ellos sin necesidad del decodificador digital (algo que me parece obvio, no sé cómo no lo hicieron desde el primer día ¿problemas legales?). También hay otras que tímidamente empiezan a emitir televisión por internet (Telefónica, Jazztel...), aunque mucho debe cambiar la infraestructura de la red para que eso sea cómodo para el usuario medio. E incluso había alguna que intentó vivir exclusivamente de ello, con servicios de valor añadido que no recuerdo cuáles eran (Quiero TV, actualmente a la espera de otra oportunidad, o TiVo en el extranjero).
Entonces, ¿qué tengo que hacer si quiero montar un servicio similar? ¿Debo pedir permiso a alguien? ¿Pueden negármelo? Recuerda, estoy hablando de televisión que se emite en abierto sin ningún tipo de protección. Si yo estoy localizado geográficamente en su área de cobertura, la puedo sintonizar, ver, grabar y visualizar las veces que quiera. ¿Puedo colgarla en internet y ponerla a disposición del público que está fuera del área de cobertura?
Están tomando fuerza algunas tendencias en el mundo digital relacionadas con esta pregunta. Por un lado el auge de la publicación directa de vídeos o el alquiler de episodios de series modernas accesibles por internet, ya sea en la tienda iTunes o en el Google Video Store, o servicios multitudinarios y gratuitos como Google Video o YouTube (usan el formato flashvideo: mucha compresión, mala calidad, vídeo en internet para pobres) muestran la evolución natural de la tecnología de compresión de vídeo, ayudan a popularizar y aumentar la presencia en nuestras vidas de servicios multimedia. Aún falta, aunque hay intentos, un almacén serio y amplio de películas con licencias libres digitalizadas y preparadas para descarga con bittorrent. Es natural. Internet ya ha pasado por la etapa de ser sólo texto, la etapa de juntar texto y gráficos animados, la del abuso de animaciones flash, la popularización del audio en forma de música y telefonía por internet, ahora estamos en los principios del dominio del vídeo por internet como taquilla de cine o videoconferencia, y cuando aumente más el ancho de banda (que es lo que más frena el desarrollo) llegaremos a la realidad virtual, a las aplicaciones inmersivas como internet cotidiano, y a la desaparición de la barrera entre mundo real y virtual. Eso para el futuro.
Pero decía que hay tendencias interesantes hoy. La del aumento de contenidos audiovisuales atractivos para descargar. La del despegue en España (a menos en publicidad, y con retraso respecto de otros países más digitalizados) de los PVRs (personal video recorders). El aumento de referencias a centros de ocio digital en el hogar dentro de la industria informática, como el Windows XP Media Center de Microsoft o el FrontRow de Apple o la plataforma de hardware viiv de Intel. ¿Qué significa todo esto? Que por fin el vídeo está maduro para ser comercializado por internet, ya sea en el formato de descarga puntual de episodios o de visualización en tiempo real de los canales tradicionales de televisión incluso en España. ¿Y? Pues explotémoslo si la red lo soporta --la banda ancha en este país lo es sólo de nombre-- y nuestra leyes lo permiten --la propiedad intelectual aquí se utiliza al revés--.
Me gustaría encontrar en España un servicio como TiVo, pero gratis --cobran una mensualidad--. Me gustaría que todas las cadenas que se emiten en abierto en el país pudieran ser accesibles por Internet, no necesariamente como emisión en directo, sino como ficheros a descargar de algún sitio, clasificados ya por programas, con una guia de televisión fiable de verdad. Me gustaría que los programas estuvieran libres de anuncios. Me gustaría pudieran elegir ver las películas en las lenguas en que fueron emitidas. Me gustaría que ese almacén de televisión tuviera cosa de un año de memoria, aunque fuera pagando, y gratis si el servicio es por un par de semanas. Es decir. Llego a casa por la tarde, y me digo ¿hay algo en la tele? Hago un poco de zapping y no veo nada que me interese. O resulta que hay dos programas que mínimamente pueden tener algo que valga la pena, pero, cuestiones de contraprogramación, son simultáneos y coinciden hasta en los anuncios. Entonces enciendo el ordenador, me conecto al servicio éste y en el listado de películas veo que en Canal Sur este lunes echaron, no sé, El club de la lucha y me apetece verla otra vez. Y la descargo a mi ordenador sin más. Y no hay anuncios que corten la acción. Puedo pausarla, retroceder, ponerle puntos de parada. Puedo conectar con el IMDB y buscar información asociada, o acceder a los foros del servicio donde otros usuarios ya la han puntuado, y han localizado extras para ella, por ejemplo, los subtítulos. Y ¡sorpresa! Resulta que esa misma película había sido emitida dos meses antes en la Televisión de Galicia, así que si estoy apuntado al servicio de pago (que sólo aumenta el tiempo en que se puede bucear en el almacén), puedo descargar también la banda sonora en gallego y escucharla con las imágenes actuales. O acabo de descubrir Camera Café y me gusta y quiero más. Puedo buscar en el servicio éste todos los episodios disponibles (los de las últimas semanas, gratis, o el último año, de pago) para disfrutarlos cuando yo quiera en la dosis que yo desee. O estoy enganchadísimo a una serie, por ejemplo Redes, la de Punset, me he perdido el episodio de la semana porque tenía sueño y no lo resisto. Lo descargo al día siguiente, y lo veo tranquilamente. Con un servicio así automáticamente evito la contraprogramación, puedo seleccionar el 2% que merece la pena de la televisión de toda España en el momento que quiera, puedo verlo todo sin anuncios, puedo hacer una copia local y guardarla en mis discos, tengo una guía de programación exacta porque ha sido confeccionada con los programas ya grabados y con capacidades de búsqueda, puedo llegar a encontrar la pista de audio en varios idiomas, subtítulos --puedo hacerlos yo mismo y compartirlos con el resto--, puedo tratarla con software típico de tratamiento y edición de vídeo --acostumbrado al ordenador, la tele resulta un dispositivo muy básico y limitado--, puedo acceder a televisiones locales en la otra punta del país (si quiero limitarme al país, porque podría considerar ofrecer la de todo el mundo hispano), si están bien clasificados, puedo acceder a fragmentos de programas --ver la película de Versión española, pero sin tragarme el debate, o ver todas las noticias deportivas de los telediarios del país--, o abonarme a una serie --Friends-- y que el servidor me la vaya grabando y al terminar la temporada me la envíen a casa en dvd --¿puedo copiar y vender una emisión en abierto?--... no sé, hay miles de cosas que podrían ofrecerse al público.
¿Qué necesito para montar algo así? Ancho de banda, un montón de almacenamiento físico, hardware de sintonización y captura de vídeo, software de edición para recortar lo que es programa y lo que no lo es (¿sería difícil encontrar automáticamente los anuncios? ¡Pero si serán medio centenar que se repiten una y otra vez!) y comprimirlo con algún codec, gente en distintas localizaciones del país para recoger la televisión local, gente para confeccionar la guía de programación... Es decir, nada más que equipamiento barato, y gente que le dedique tiempo. El problema podría surgir en el tema legal. ¿Puedo reemitir sin más la señal? ¿Tengo que pedir permiso? ¿Tengo que pagar? ¿Puedo hacer negocio con algo así o sólo puedo mantenerlo mientras sea gratuito? ¿Los derechos de emisión en exclusiva de un acontecimiento deportivo me impiden grabar una copia casera y distribuirla un mes más tarde? ¿Puedo suprimir los anuncios o eso se considera alteración de la emisión y violación de la propiedad intelectual --repito que aquí la Ley se diseña a medida para mantener vivos artificialmente monopolios que debían haber caído hace mucho--? Si eso de editar la señal es un problema, existe una alternativa: se envía el fragmento de emisión original que constituye el programa (contenido más anuncios más las otras tonterías que contenga) junto con un fichero xml indicando los tiempos en que hay contenido y en que hay relleno, y es en el ordenador del usuario final donde se hace la extracción del programa después de pedirle confirmación; así no pueden decir que yo modifico la señal, sino que es el usuario que lo hace localmente con sus ficheros. Y él en su casa puede hacer lo que quiera.
Bueno, pues eso. Es una idea en la que estoy pensando.
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