miércoles, enero 04, 2006

Réquiem por el FTP de Michel

Me he tomado las cosas con calma. Un poco por viajes, cenas de confraternización incluidas, y otro poco por pereza, es navidad, no he actualizado el blog las últimas semanas. Pero no creo que se haya notado, ¿verdad? Probablemente sigo sin lectores. Porque de comentarios, nada de nada. Bueno, aún así voy a seguir trabajando con él para que cuando lo descubras puedas disfrutar leyéndolo, encontrando una ensalada de temas variados desarrollados tranquilamente, que es como a mí me gustaría presentártelo. Eso sí, a lo mejor para entonces mis posiciones quedan un poco desfasadas temporalmente, pero puede que eso contribuya a darle algo de encanto.

Puedo también considerar que la ausencia de las semanas pasadas era un minuto de silencio, ya se sabe, en la blogosfera todo tiene otro ritmo, por el FTP de Michel. Para quienes no lo conocieron, el FTP de Michel era un simple almacén de literatura en castellano. Libros antiguos, viejos, nuevos, contemporáneos, recién salidos, anónimos, de autores conocidos, best-sellers... todo cabía en él, ya fuera literatura, teatro, manuales de informática o audiolibros. Incluso creo recordar que había una colección de pintura. Cada mes se añadían unos veinte libros más, estaba todo ordenado por autor, y proporcionaba un índice actualizado de todo el contenido. Cualquiera con acceso a Internet podía entrar, revolver, elegir y descargar libros. Nombre de usuario, libros. Contraseña, libres. Es difícil hacer una declaración de principios en menos palabras: "libros libres". Pero Michel estaba equivocado. Eran libros gratis, pero no eran libres en sentido estricto. Y en Noviembre el acceso desapareció para verse sustituido por un aviso indicando que CEDRO había contactado con él, y por si acaso tenían razón, para evitarse problemas legales había decidido abandonar. Aún se puede ver en su sitio original: "blah, blah, blah... A requerimiento de la Sociedad CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) que opina que desde el ftp se difundían muchos contenidos ilícitos (archivos con derechos protegidos), y para evitar males mayores hemos decidido cerrar los servidores a la espera de retirar todo el material que no sea de Dominio Público (DP)... blah, blah, blah".

¡Oh! ¡Sí! ¡Hay que destruir a esos malvados piratas que conspiraban para hundir el orden económico mundial regalando literatura! Eso sí que es peligroso. Pero en un país donde cada vez se lee menos (y se publica más, curiosamente) el delito de no pasar por caja no puede quedar sin ser perseguido. Desde el punto de vista del abogado, es un triunfo de la Ley sobre el delincuente. Desde el punto de vista del usuario (el mío), es un Desastre capital. Como clausurarle la nevera a un hambriento. En realidad, debería ser perseguido y penado el anteponer intereses económicos a un proyecto de biblioteca digital sin ánimo de lucro y ofrecida sin limitaciones... porque, ¿es que nos hemos olvidado que el derecho de copia privada es precisamente para proteger estas iniciativas sin ánimo de lucro? ¿No es obligación del Estado fomentar la difusión de la Cultura? Pues va a ser que NO. Al final resultará que está sólo para proteger a los comerciantes de la cultura de segunda división. Pero eso ya es agua pasada. Está hecho. Michel se ha decidido por la solución más segura, plegarse a sus exigencias, y en realidad no podemos quejarnos. Quien se atreva, que tire la primera piedra y tome el relevo. Imagino que ha sido mucho esfuerzo para que al final sólo unos pocos se lo agradecieran. Yo aún te lo digo ahora: "Gracias por todo, Michel".

Pero mientras espero a que el FTP de Michel resucite para ver qué hay qué ha quedado de sus cerca de 8000 obras, puedo contaros mi experiencia personal con el FTP para que entendáis porqué lo echo tanto de menos.

Lo primero era completar mi colección. Ya he dicho en una ocasión anterior que soy un buscador de literatura en ferias del libro antiguo, libro usado, de segunda mano y de ocasión, que son las que están al alcance de mi economía. Me interesa de todo un poco, pero básicamente he ido comprando ciencia ficción hasta llegar a unos doscientos libros. Y a lo mejor otro tanto en la casa de mis padres. No te rías, sé que no es mucho, pero al haber ido escogiéndolos uno a uno he desarrollado una relación especial con ellos; he leído cada uno varias veces, puedo recitarte párrafos enteros de alguno de ellos, o recordar una metáfora interesante que me ha gustado y buscarla y encontrarla en la colección. A veces es como si cada libro tuviera una personalidad distinta y nos hablara... Bueno, lo que quería decir es que si hay una colección entre mis preferidas es la colección de ciencia ficción de Ultramar Editores. Son libros de bolsillo, bastante buenos y de autores consagrados. Lamentablemente la editorial quebró hace ya algún tiempo y sólo se encuentran en ese tipo de ferias. Así que cuando se trata de una trilogía es bastante difícil encontrarla completa y se agradece cualquier ayuda para completarla. Eso me ha sucedido con la trilogía de Las islas de la guerra, de Ángel Torres Quesada, de las que reuní el segundo y tercer volúmenes y nunca conseguí el primero. O, más importante, con el ilocalizable volumen Hijos de la eternidad, de Juan Miguel Aguilera y Javier Redal, que es la segunda parte de Mundos en el abismo, que lo digo sinceramente, son obras imprescindibles de la ciencia ficción española. Y alguno más de la colección, que ya sólo están disponibles cuando han sido convertidos por aficionados a formato digital. Los encontré en el FTP de Michel.

Otra utilidad era descubrir autores nuevos. Cuando te gusta la forma de contar historias de un autor concreto o una colección, y has terminado ya con toda su bibliografía, y aún tienes ganas de más ¿qué haces? O nada, o buscar desesperadamente un autor similar para irte desenganchando poco a poco. Pero la idea de autor similar depende mucho de a quién le preguntes. Tuve la suerte de encontrar una página web donde habían hecho una correlación entre autores por su obra, y a partir del nombre de un escritor proporciona una lista de autores ordenados por proximidad. Así que si has leído ya toda la colección de Lois McMaster Bujold sobre Miles Vorkosigan, ya sabes, los gustos de cada uno son muy personales, y te ha gustado y lamentas que se haya terminado. O acabas de leerla y ya echas en falta más libros de Octavia Butler como la trilogía Xenogénesis, o de Jack Vance como la tetralogía del Ciclo de Tschai, el planeta de la aventura, o la saga de Alvin Maker, de Orson Scott Card (aunque personalmente sólo me han gustan los primeros libros) o la trilogía Dios de Dhrule, de Torres Quesada, la saga de los Cole, el Médico y demás, de Noah Gordon... o cualquier otro, pues vas a esa página, seleccionas autor y descubres las historias de La Materia Oscura, de Philip Pullman, o los libros de la Saga de Belgarath y Mallorea, de David Eddings... y a continuación te ibas al FTP de Michel a buscar a esa gente y te descargabas obras suyas para ver si efectivamente conectabas con ellos, o no. Es decir, podías comprobar si tu nuevo autor-descubrimiento estaba a la altura del anterior, y tranquilizar tu espíritu al ver que aún había una docena de libros para leer que probablemente te gustaran. Y leer más, que de eso se trata.

Otra posibilidad era saltarme las reglas del mercado, descubrir por mí mismo si un libro era bueno o sólo tenía una buena campaña de promoción. En el mundo de hoy, donde la publicidad controla nuestros gustos para hacernos consumir de modo impulsivo e irreflexivo, y lo que es peor, en realidad son varias campañas publicitarias simultáneas las que pelean por atraer tu atención, llega un momento en que hay que pararse, respirar profundamente y preguntarse, ¿de verdad soy yo el que se siente atraído por este autor, este libro y este tema o es algo que me están inculcando a fuerza de repetirlo diez veces al día? ¿De verdad merecerá la pena gastar dinero en este libro o los críticos sólo están repitiendo los mensajes que han escrito para ellos y por los que han sido pagados? ¿Me fío o no me fío? El FTP de Michel daba la oportunidad de buscar, comparar y decidir si comprar o no. Por ejemplo hay autores que se han creado una carrera a partir de un sólo libro, y después viven de rentas; sólo por fastidiar con nombres y apellidos, decir que estaba pensando en Matilde Asensi, mi opinión personal, por supuesto, que después de Iacobus sólo tiene interesantes la primera parte de El último Catón... Son totalmente prescindibles El origen perdido y El salón de ámbar, aparte de la última parte de la anteriormente citada, ambos ampliamente publicitados como "la última creación de la genial autora de Iacobus"... O en Dan Brown, que aparte de El Código da Vinci, que es entretenida, pero está sobrevalorada, tiene otras dos de relleno, Ángeles y Demonios y La conspiración. Y así hay cientos. Pues el FTP de Michel me liberaba de la presión publicitaria porque daba la oportunidad de comparar por uno mismo el historial de los autores y llegar a tus propias conclusiones. Malo, malo. Si eso se extiende, ¿qué va a ser de los artistas mediocres?

Aprender a escribir. Leer es sólo la mitad de la diversión, y escribir es la mejor parte. Pero llegar a conseguir un primer resultado que no te avergüence ante la familia requiere un esfuerzo inmenso y, en el proceso, manejar un buen puñado de libros es algo esencial para no caer una y otra vez en los mismos errores que todo el mundo; así conseguimos saltarnos algunos pasos intermedios. Porque vamos a ver, ¿prefieres aprender que hay cosas que duelen golpeándote la cabeza, o te basta con mirar a otros que se la están golpeando ya y luego se quejan? Pues eso. Cuantos más autores conozcas, cuanto más leas, más fácilmente encontrarás un estilo de escritura que vaya contigo. No tienes que inventarlo. Hay un montón. Puedes coger uno prestado. Ojalá yo pudiera escribir con la claridad de Isaac Asimov o Yakov Perelman, o el humor ácido de Eduardo Mendoza o Lois McMaster Bujold, o pudiera dibujar y detener la acción en el aire como Arturo Pérez-Reverte, o ser tan concienzudo y detallista como Thomas M. Disch o el mismo Umberto Eco... pero me tengo que conformar con parecer un nuevo Philip K. Dick después de fumarse lo que sea que se fumaba. Creo que se nota que no me entusiasma, ¿verdad? La razón es la serie de Sivainvi, rara a más no poder. De todas formas lo sigo trabajando, y en algún momento encontraré mi estilo.

Material de estudio. Puesto que no sólo de pan vive el hombre, es normal que tampoco se conforme con leer sólo sobre un tema. Una persona puede tener simultáneamente múltiples inquietudes. ¿Que si me gusta la ciencia ficción? Cierto, pero es que es un tema muy amplio que ha conectado en algún momento con la ingeniería civil, aeronáutica, robótica, matemáticas, informática... medicina, biología, xenobiología, química, astronomía, geología, física teórica... periodismo de investigación, análisis geopolítico, estrategia militar... historia de la literatura, pedagogía, música, ajedrez... cada obra es distinta y se centra en unos pocos temas, pero estoy convencido de que la ciencia ficción en conjunto debe haber tocado todos los temas posibles sobre los que se puede escribir. No sólo se trata de viajes espaciales, extraterrestres y máquinas que piensan. Pero dejando de lado un momento la ciencia ficción, hay un montón de temas que todavía me interesan, desde teatro costumbrista a la vida doméstica en el hogar oriental, historia de España o historia de la ciencia, pasando por la lingüística computacional, la antropología o la entomología. Y en el FTP de Michel había variedad suficiente para tenerme entretenido una buena temporada.

Ocio básico, ya que no tengo bibliotecas cerca y las que conozco no se actualizan desde que Moisés bajó de la montaña. Naturalmente hay soluciones alternativas para mi tiempo de ocio, pero no me dan tanto por tan poco. Leer cualquier cosa es una opción más sana, entretenida y útil que ver la tele, escuchar la música de Los 40 Principales, tragar el cine de Hollywood, jugar al buscaminas en el ordenador o ir al fútbol a chillar como un energúmeno. Esos entretenimientos "pasivos" que he citado sirven para desconectar la mayor parte del cerebro y llevarlo a recorrer los mismo caminos una y otra vez, en círculos, atrofiando nuestra capacidad creativa, en contra de los entretenimientos "activos" que nos fuerzan a pensar. Exagero, de acuerdo, pero sólo un poco. ¿Porqué crees que la política romana de pan et circus formaba parte del día a día del populacho? No porque les diera esperanza de que su forma de vida cambiara, sino una vía de escape a la rutina en forma de espectáculo para que dejaran de pensar en sí mismos y su miserable situación por un rato. Se trataba de dormir a la inmensa mayoría de civiles para evitar conflictos mientras se llevaba a cabo la integración de todas sus culturas. Pues parece que el espíritu de la romanización continúa.

Ahorrarme un dinero que no tengo, innegable. Es otra vez la aplicación de la paradoja del dinero infinito: como tengo una cantidad limitada de dinero, no puedo arriesgarme a que la literatura que compre sea de baja calidad, o mala, o trivial, o de un sólo uso... así que compro muy poco, y el dilema del autor es que o le leo gratis o no le leo en absoluto, pero en cualquier caso en la actualidad mi persona no les proporciona ingresos. Pero ¿el FTP de Michel estaba reduciendo la venta de algunas obras en las librerías? Seguro que sí, pero de forma muy limitada. A mi experiencia me remito de nuevo. De Asensi, por ejemplo, he leído un libro porque me lo prestaron, uno porque lo compré, uno porque me lo regalaron y otro porque lo busqué en el FTP. De Brown, uno prestado, uno regalado y uno del FTP. De Scott Card, de la saga de Ender, dos encontrados en la biblioteca, y uno comprado, de la saga del Retorno, comprados los cinco, de la saga de Alvin Maker, descargados los seis del FTP. De Lois McMaster Bujold, uno comprado y once descargados del FTP. Pero los compraré en papel si los encuentro a buen precio, porque me gustan. De Noah Gordon, cuatro comprados. De Anne Rice, tres comprados y gracias. De Jack Vance, saga de Majipur, cuatro comprados, saga de Tschai, cuatro comprados, saga de La Tierra Moribunda, dos comprados y si hay más, los descargaré del FTP. De Pérez-Reverte, saga de Alatriste, uno comprado, dos prestados, dos descargados del FTP, más otros tres comprados, y al menos otro más descargado. Me gustaría tener en papel los de Alatriste, pero esperaré a que bajen de precio. Lo mismo pasa con la saga de Rama, de Arthur C. Clarke, y con los de la Fundación, de Asimov... y así sucesivamente. Y es que en mi caso, tener los libros en formato digital es un paso previo a comprarlos, siempre que el libro merezca la pena y el precio no sea exagerado, es decir, cuando los encuentre en ferias del libro de segunda mano y ocasión. Parece que el préstamo de libros entre amigos hace tanto daño a las ventas como la compartición vía Internet. ¿La prohibirá CEDRO? ¿O le pondrá una tasa?

Así que, en conclusión, no veo que el FTP fuera una amenaza para el mundo, sino que era más parecido a un escaparate o a la biblioteca pública de barrio que pretendía ser. Pero igualmente está cerrado. Piensa en ello un momento. Una iniciativa popular legal cerrada por los que defienden el concepto de trabajar un año, y cobrar cien. Según mi punto de vista, totalmente discutible, por supuesto, cuando la industria editorial aceptó la legislación vigente para construir un mercado capitalista, basado en la escasez natural o artificial de bienes, no hay que olvidarlo, tuvo que aceptar todas las reglas que le convenían y todas las que no. Entre las primeras estaban aquellas que protegían su inversión de las amenazas de robo y plagio, por ejemplo, y la capacitaban para recolectar impuestos sobre las máquinas de reprografía. Entre las segundas estaban las de no inmiscuirse en la difusión de la cultura cuando hubiera buena fe y no negocio de por medio, que es lo que protege el derecho a copia privada. Pero parece que le es más fácil cumplir con los derechos y que con las obligaciones, y se producen efectos como el cierre de esta biblioteca. Y quién sabe la cantidad de proyectos que no se llevan a cabo por miedo o por este desconocimiento de tus derechos ante la Ley.

Si estoy confundido, si resulta que el derecho a copia privada no se puede aplicar aquí, si al final como ciudadano sólo tengo derecho a comprar la mercancía cultural que empaquetan para mí y no a buscarla y compartirla a mi modo, pues agradecería que me alguien me lo dijera. Lo digo en serio. Estas cosas hay que aclararlas de una vez por todas.

3 Comments:

Blogger marcos said...

He encontrado otra página que se lamenta del cierre, pero donde la gente también ofrece compartir lo que consiguió de él y ofrece más ejemplos de que la cultura al margen del negocio existe.

11:29 a. m.  
Blogger marcos said...

En una noticia de barrapunto
me entero de dónde está la trampa con las fotocopiadoras: las copias hechas con esas máquinas "profesionales" no se consideran copia privada y por tanto necesitan pedir permiso a CEDRO, quien sólo da permiso (implícito) para copiar un 10% del libro.

10:52 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Esta mal aplicado el título de tu artículo, El Réquiem (en latín, «descanso») o «Misa de requiem» —conocido también en latín con el nombre de «Missa pro defunctis» o «Missa defunctorum»— es un servicio litúrgico de la Iglesia católica romana. Esta misa es un ruego por las almas de los difuntos y tiene lugar justo antes del enterramiento o en las ceremonias de conmemoración o recuerdo. Este servicio es a menudo observado por otras iglesias cristianas como la Iglesia Anglicana y la Iglesia Ortodoxa. Su nombre proviene de las primeras palabras del «Introito»: "Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis". («El descanso eterno dales, Señor, y que la luz perpetua les ilumine»).

Así que si el FTP ya cerro es porque dejo de existir, y ya fue enterrado y el Réquiem se aplica antes de fue enterrado el difunto, primero obten cultura y luego trata de escribir articulos, ANALFABETO ¡¡¡.

6:10 a. m.  

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