La Navidad y la ciudad
Acabo de regresar de mi ciudad donde he pasado este fin de semana. Cómo no, en las vías principales ya están puestas las típicas luces de fiesta que se supone visten las calles, aparecieron al mismo tiempo que los turrones en los supermercados, y que quedarán con nosotros hasta mediados de Enero. Supongo que sabéis a cuáles me refiero. Sobre un esqueleto de alambre se van situando bombillas de colores, a veces con diferentes temporizaciones, de manera que el conjunto de forma y color quede estético, y luego se eleva sobre la calle sujetándolo a las fachadas. A veces el efecto deseado no se obtiene con un sólo conjunto sino con la repetición de los motivos en toda la calle. Siempre me ha llamado la atención, sin embargo, que la mayor parte de los motivos que se utilizan en esos conjuntos de luces son trivialidades, feas como el demonio y que parecen estar hechas por un chaval de 3 años estrenando rotuladores: una campana de luz con el badajo por fuera, una estrella de cinco puntas con una cola de tres, el perfil de un abeto, un recuadro con un trazo intermedio de otro color simulando un regalo empaquetado, supongo, y otros mucho más extraños, la forma cristalizada de un copo de nieve, o manchas que me resultan ya irreconocibles. Bueno, y los eternos mensajes Feliz Navidad y Felices Fiestas.
Este año parece que el ayuntamiento ha renovado algunos juegos de luces y algunos diseños, sin eliminar realmente los que más me disgustan. Probablemente los han sustituido porque las anteriores se caían a trozos, o les cortocircuitaban algo o algún motivo igual de patético. A fin de cuentas se trata de recordarle a todo el mundo que debe empezar ya a comprar (una asociación de comerciantes, por lo menos, se encarga de decorar su zona) y para eso lo mismo valen cuatro líneas que cinco. Es una asociación de ideas a la que nos vienen acostumbrando desde siempre. La gente mira hacia arriba, ve las luces, y piensa: "¡Ah! Navidad... ¿Qué puedo regalar esta vez?".
Pero cada vez que veo los adornos se me ocurre que se está perdiendo una magnífica oportunidad para permitir que los niños lleguen a identificarse con la ciudad, que vean que se cuenta con ellos. Veréis. Ahora los adornos se hacen con tubos transparentes y semirrígidos de luces de colores, como componentes de un mecanno moderno. Pues se podría dejar que los chavales hicieran algunos diseños, y que los mejores fueran construidos y expuestos en alguna calle. Estoy convencido de que no serían peores que los actuales, atraerían a toda la ciudad a esa calle para verlos por lo menos una vez, y sería un ejemplo excelente de participación ciudadana.
Claro que eso supondría un esfuerzo no nulo por parte de la administración. Lo que quiero decir es que hoy día no sería complicado repartir un CD a los pequeños, tal vez un live-cd, con un programa para diseñar estos adornos navideños. Sería algo intermedio entre un programa de dibujo vectorial y un simulador de estructuras, ya que además de marcar la malla de alambre y los segmentos de luces, a lo mejor con sus temporizadores, podría calcular la resistencia del conjunto basado en el número de nodos, peso y conexiones. Todo ello muy sencillito para que no asuste a nadie. Con la posibilidad de animar las luces sobre la foto de su destino final, simular condiciones de niebla, imprimir el resultado, o enviarlo por correo a los responsables del concurso. Y en próximas ediciones se podrían añadir los diseños enviados como una librería de ejemplos. No hay nada que ilusione más a un chaval que ver que se valora su trabajo, y si se mete en un CD y se hace un centenar de copias, será feliz. Por el software que no se preocupen. Es fácil, y creo que incluso yo mismo podría hacerlo en cosa de un mes. Así que un profesional lo haría mejor en menos tiempo. Pero claro, creo que nadie en la administración aceptaría pagar por algo para después regalarlo, ya que lo de promocionar la imagen de la ciudad simplemente porque sí no lo he visto en ningún sitio. Alternativamente una empresa privada o una asociación vecinal serían alternativas, pero como no tienen la capacidad de decidir qué adornos poner en la vía pública estarían limitados a áreas o fachadas concretas.
Id pensándolo. Tenemos tiempo hasta el año que viene.
Este año parece que el ayuntamiento ha renovado algunos juegos de luces y algunos diseños, sin eliminar realmente los que más me disgustan. Probablemente los han sustituido porque las anteriores se caían a trozos, o les cortocircuitaban algo o algún motivo igual de patético. A fin de cuentas se trata de recordarle a todo el mundo que debe empezar ya a comprar (una asociación de comerciantes, por lo menos, se encarga de decorar su zona) y para eso lo mismo valen cuatro líneas que cinco. Es una asociación de ideas a la que nos vienen acostumbrando desde siempre. La gente mira hacia arriba, ve las luces, y piensa: "¡Ah! Navidad... ¿Qué puedo regalar esta vez?".
Pero cada vez que veo los adornos se me ocurre que se está perdiendo una magnífica oportunidad para permitir que los niños lleguen a identificarse con la ciudad, que vean que se cuenta con ellos. Veréis. Ahora los adornos se hacen con tubos transparentes y semirrígidos de luces de colores, como componentes de un mecanno moderno. Pues se podría dejar que los chavales hicieran algunos diseños, y que los mejores fueran construidos y expuestos en alguna calle. Estoy convencido de que no serían peores que los actuales, atraerían a toda la ciudad a esa calle para verlos por lo menos una vez, y sería un ejemplo excelente de participación ciudadana.
Claro que eso supondría un esfuerzo no nulo por parte de la administración. Lo que quiero decir es que hoy día no sería complicado repartir un CD a los pequeños, tal vez un live-cd, con un programa para diseñar estos adornos navideños. Sería algo intermedio entre un programa de dibujo vectorial y un simulador de estructuras, ya que además de marcar la malla de alambre y los segmentos de luces, a lo mejor con sus temporizadores, podría calcular la resistencia del conjunto basado en el número de nodos, peso y conexiones. Todo ello muy sencillito para que no asuste a nadie. Con la posibilidad de animar las luces sobre la foto de su destino final, simular condiciones de niebla, imprimir el resultado, o enviarlo por correo a los responsables del concurso. Y en próximas ediciones se podrían añadir los diseños enviados como una librería de ejemplos. No hay nada que ilusione más a un chaval que ver que se valora su trabajo, y si se mete en un CD y se hace un centenar de copias, será feliz. Por el software que no se preocupen. Es fácil, y creo que incluso yo mismo podría hacerlo en cosa de un mes. Así que un profesional lo haría mejor en menos tiempo. Pero claro, creo que nadie en la administración aceptaría pagar por algo para después regalarlo, ya que lo de promocionar la imagen de la ciudad simplemente porque sí no lo he visto en ningún sitio. Alternativamente una empresa privada o una asociación vecinal serían alternativas, pero como no tienen la capacidad de decidir qué adornos poner en la vía pública estarían limitados a áreas o fachadas concretas.
Id pensándolo. Tenemos tiempo hasta el año que viene.
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