lunes, abril 24, 2006

No todo es el dinero

Cuando cambié hace un año de contrato de teléfono de Movistar a Vodafone, tuve que confirmarlo por teléfono y luego aguantar la encuesta de atención al cliente. ¿Cambia de tarjeta a contrato? ¿Conoce nuestro contrato xxx? ¿Vodafone le ofrece un terminal nuevo? ¿Y porqué cambia de compañía de teléfono? En ese momento lo único que pude decirle a quien me preguntaba fue algo así como No es cuestión de dinero. Como cliente siento que Movistar me está tomando el pelo, que una empresa tan grande puede hacer mucho más por mí, pero que se contenta con igualar las ofertas de la competencia porque sólo soy una abstracción para ella. Hubo un momento de silencio mientras la entrevistadora supongo que buscaba la casilla de razones éticas en su formulario, y al no encontrarla sigue con el guión que le han enseñado... Sólo por haber sido tan buen cliente podríamos hacerle una oferta especial para su contrato telefónico... ¡Ah! ¡Es que no piensan! ¡Acaban de insultarme! Quieren que renuncie a mis objetivos por dinero. Le he dicho que no los aguanto, que es su actitud lo que me impulsa a abandonarlos, y contestan intentando... comprar mis convicciones.

Sé que no es culpa de la telefonista, que tiene que seguir fielmente el guión que le dan. Pero me fastidia esa actitud empresarial que sigue considerando que el cliente busca ante todo un mejor precio, que si se vende a 99.99 siempre superará a quien lo ofrezca a 100 aunque luego trate a patadas al consumidor. Se siguen preguntando ¿pero porqué se queja si es más barato? El dinero es lo más importante en la empresa. Todo se reduce a costes de producción y beneficios, y los sueldos entran en el primer apartado. Así contratar a la mayor cantidad de gente lo más barato posible es siempre lo más adecuado, porque se traduce en más producto para vender. Es una pena que la gente también se desmotive rápidamente, porque para el currante la ética en el puesto de trabajo es un lujo. ¿Se puede dejar un trabajo porque no estés de acuerdo con la empresa? Para mí que no, que la economía no está como para permitirte ser consecuente contigo mismo. Mejor trabajar y ya se eliminarán frustraciones con la tele y el fútbol.

Posibles alternativas que podrían probarse experimentalmente en algún negocio son, por ejemplo, la tremendamente exitosa visión japonesa de la empresa donde el trabajador la considera como un miembro más de la familia y trabaja con gusto para que se desarrolle, donde las situaciones incómodas entre compañeros se evitan al igual que se evitan entre familiares (a fin de cuentas trabajan allí de por vida), donde los subordinados no ponen la zancadilla a sus superiores y éstos no desprecian a los primeros por inútiles (todo el mundo hace lo posible), donde no se busca sobresalir individualmente sino como equipo. O también la tremendamente exitosa visión empresarial de Google, donde lo que motiva no es el sueldo (que también) sino el hecho de poder trabajar con la gente más inteligente posible en herramientas que pretenden cambiar el mundo, estar entre iguales en definitiva.

En resumen, que no todo es dinero. Que también existe... existe... ¿cómo se llamaba?... ¿la vida?