lunes, noviembre 28, 2005

¿Cuánto dinero es necesario para vivir sin trabajar?

¿Cuánto dinero es necesario para vivir sin trabajar? ¿Alguien se lo ha preguntado alguna vez? Seguro que cada vez que una persona se compra lotería de navidad, un décimo de la ONCE o se sella una quiniela está pensando "Si esta vez toca, haré esto y lo otro". Seguro que ése es el sueño inconfesable de la mayoría de los españoles. Vivir sin preocuparse por trabajar, dedicar todas las energías a disfrutar de la vida, a buscar sin presiones algo que te apasione y hacerlo hasta que te aburra. ¿Pero alguien ha calculado esa cantidad de dinero o nos contentamos con suponer que aún no la hemos alcanzado?

España rebosa de millonarios. El otro día una persona se llevó 45 millones de euros con La Primitiva. Aún suponiendo que Hacienda se lleve la mitad del dinero, le quedará suficiente para vivir. No es una cantidad fabulosa de dinero, pero no tendrá que volver a trabajar si no quiere. Vale, ése es un caso extremo de alguien que ya tiene el dinero necesario. Pero en realidad no sería difícil encontrar otras cantidades igualmente fabulosas, ya que sueldos excesivos se pagan por ejemplo en la política nacional y europea, en el deporte profesional, a algunos artistas de cine, a altos directivos de empresas privatizadas, asesores especiales, es el beneficio de operaciones de especulación inmobiliaria habituales... Para la gente normal, sin embargo, decir un millón de euros es hablar todavía de un buen montón de dinero.

En el otro extremo encontramos el sueldo mínimo interprofesional, 513 euros mensuales, en 14 pagas anuales. Suponiendo que la gente empieza a preocuparse por el futuro a los 25 años, y suponiendo que se viva hasta los 100, unos 540000 euros en total. ¿Debemos considerar eso como el mínimo exigible para llevar una vida decente? Sí, decente, pero muy básica. Por comparar, ahora mismo yo estoy ganando menos de 1000 al mes, con 14 pagas, y eso me permite llevar una buena vida, sin lujos. Vivo en alquiler (no puedo soñar con comprar un piso), no tengo coche (afortunadamente no me es imprescindible para trabajar), mis vacaciones consisten en quedarme a vivir con la familia un mes en la playa, nada de exóticos viajes de placer, mi tiempo de ocio lo dedico a leer, pasear o ir a tomar café, y estuve cinco años mirando precios antes de decidirme a comprar un ordenador que sí necesitaba para trabajar. Con mi sueldo no podría mantener una familia ya que en los últimos dos años de vida ascética habré conseguido ahorrar unos 3000 euros. Así que, personalmente digo que si bien el sueldo mínimo legal son 513 euros, con eso es posible que viva una persona sola durante un período de tiempo, pero se necesitan unos 1000 euros al mes para llevar una vida normal. Esa es la cantidad de la que parto.

Entonces, un sueldo de 1000 euros al mes, 14 pagas al año, durante 75 años, y suponiendo que la subida del coste de la vida quede contrarrestada por los intereses del capital en el banco, hacen 1050000 euros. Eso para una persona.

Digamos que queremos mejorar de estatus y comprar un piso propio, de 70 metros cuadrados en una ciudad gallega importante. Como en el sueldo base hemos incluido ya el dinero para el alquiler, tenemos que eliminarlo. Estaba considerando unos 350 euros al mes de media, todo incluido. Así que del millón y poco, nos quedamos en 735000 a los que sumamos el precio del piso que queramos, digamos unos 175000 euros por un piso pequeño en Ourense (utilizando un buscador inmobiliario he encontrado un piso de 67 metros cuadrados por 160000 euros y uno de 90 metros cuadrados por 240000, ambos en la zona urbana) con una mínima reforma. Sorprendentemente ¡sale más barato comprar ese piso que vivir de alquilado toda la vida! ¿Y no debía ser al revés? Bueno, falta considerar todo el gasto de mantenimiento que se presupone en la factura del alquilado y la hipoteca del piso. Pero aún así... el piso parece amortizarse en apenas 42 años. Total, unos 910000 euros.

Supongamos también que queremos tener un coche, para no depender del transporte público, lo que en Galicia tiene bastante lógica, así que sumamos el precio de un modelo de gama baja con el importe del seguro, más o menos, durante todo el tiempo posible, unos 12000 euros más 500 al año hasta los 60 años (¿y un coche me aguantará 35 años? Por supuesto). Son 30000 euros más. Total, unos 950000 euros.

Para una persona sola. Si tiene pareja, hay que cambiar las cuentas, porque coche o piso sólo necesitan uno y pueden comprarlo a medias, pero también lo querrán más grande por si tienen niños, que a esos sí que no sé cómo meterlos en los números. Digamos que mis cuentas son muy básicas o que me he olvidado de algo importante, por ejemplo que los precios de los pisos, coches y seguros son muy variados, y subamos desde un millón cien mil (por la combinación de vivir alquilado más coche) hasta un millón y cuarto. Entonces, se necesita un millón de euros para vivir como un estudiante toda la vida, o un millón doscientos cincuenta mil euros para lanzarse a una vida de consumidor típico. Repito, todo esto basado en mi experiencia personal de mileurista.

Así que la próxima vez que ganes varios millones de euros en La Primitiva, que sepas que puedes vivir más que bien con un millón y medio de euros y que puedes fundirte el resto en una juerga memorable. Sí, memorable durante muchos años. O aparta esa cantidad básica por si acaso y trabaja con el resto para generar aún más riqueza. O monta la empresa en la que siempre quisiste trabajar y ¡contrátame!... quiero decir, que lo que hace falta es gente que se arriesgue a crear empleo nuevo, y una persona con ese dinero ya tiene su vida resuelta y puede permitírselo. El ganador de esa Primitiva millonaria, con el dinero que le deja Hacienda, puede solucionar la vida de 20 personas para que no tengan que trabajar en toda su vida. ¿No es estupendo?

Y para todos aquellos a los que pensar en términos de dinero mínimo y dinero máximo les parece una fantasía, en un blog que leo habitualmente el autor habló una vez de una alternativa interesante: que te paguen un sueldo mínimo simplemente por haber nacido, y que el trabajar sea optativo y se reserve para todos aquellos que quieran mejorar su calidad de vida. Si no recuerdo mal, se había calculado que de aplicarse un método así en Cataluña hoy día, cada ciudadano podría recibir un sueldo anual de casi 6000 euros (no, la referencia no es de un blog, sino del libro "Copia este libro" de David Bravo). Una cantidad interesante, ¿verdad?.
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Por una publicidad responsable

Dado el enorme potencial de la televisión en abierto para llevar mensajes a la gente, de todas las edades y niveles culturales, tal vez deberíamos empezar a cuidar lo que emitimos por ella. Ya sé que existe un código ético para la autoregulación de contenidos. Pero no es eso. No me preocupan tanto los contenidos explícitos como los subliminales. Me gustaría poder exigir un mínimo de calidad y un mínimo de responsabilidad en cualquier mensaje que se envíe por televisión, publicidad incluida. Sobre todo en la publicidad. Bioesferas de colágeno, microaceites de frutas, champú hidra-liso, maquillaje microaireado, péptidos lácteos, cápsulas de oxígeno activo, no-sé-qué proactivo, L-Carnitina, científicamente testado, estudios científicos demuestran... ocho de cada diez... pelo cinco veces más liso... ¿Verdad que resulta tremendamente familiar? Pues es cháchara seudocientífica cuyo único fin es vender, después de confundir al consumidor para hacerle creer que un producto tiene más valor que el de sus competidores. Charlatanería. Aceite de serpiente. Pero produce un terrible efecto secundario. Y es que en lugar de contribuir a llevar el lenguaje científico al hogar, lo están desvirtuando porque no lo comprenden, lo están adaptando a sus necesidades, y como consecuencia en el subconsciente colectivo se guarda deformado y asociado a los mismos valores que la publicidad: arbitrario, aburrido, insustancial, sin importancia, incomprensible, poco axiomático... falso.

No es de extrañar que la capacidad de crítica de la sociedad esté en retroceso. Si es que nos lo tragamos todo sin protestar, o lo que es lo mismo, no nos importa si puede afectar a alguien. Porque el hecho de que sea información inofensiva para unos no significa que lo sea para todos. Estoy ya habituado a ver a mi abuela argumentarme con cosas como "entrevistaron el otro día a todo un científico y dijo que... blah, blah, blah". Nada de médico cardiólogo, psiquiatra, podólogo o ingeniero de caminos. Científico, directamente. Gracias televisión, por simplificar su vida. ¿Y si se lo cree en serio y sustituye una dieta baja en sodio recomendada para su edad por otra de su cosecha con todo lo que ha oído sobre el pescado azul, los espárragos crudos, el tanino de las uvas moradas, el bífidus o el poder curativo de la mandarina?

Porque vamos a ver, si un anuncio en televisión dice que cinco de cada siete mujeres han reducido sus arrugas en un diez por ciento después de la aplicación de algún potingue con extractos de pera malaya, con resultados visibles en ocho semanas, ¿simplemente tenemos que decir que sí, que nos alegramos por esas cinco mujeres? Pues no. Si quieren tener algo de credibilidad tienen que dar muchos más datos. Tamaño del conjunto de muestra, ya que no es lo mismo hacerlo con siete que con setenta o setecientas personas. ¿Cuánto tiempo llevan en observación? ¿Qué tipo de distribución estadística sigue la actuación del producto? Quiero conocer los parámetros que la caracterizan. ¿Qué modelo habéis aplicado para extraer resultados? ¿Efectos secundarios a corto, medio y largo plazo? ¿Ha tenido efectos negativos en las otras mujeres, o simplemente no ha funcionado? Me gustaría saber si hay ya una explicación para la falta de resultados en dos de cada siete mujeres, porque si no es efectivo al 100%, ¿me devolverán el dinero si estoy en el grupo equivocado? ¿Con qué procedimiento se miden las arrugas? ¿Mejoran en profundidad, longitud, cantidad o visibilidad? ¿Mejoran todas ellas o sólo las de algunas zonas concretas de la piel? También deberían decir cuáles son los componentes activos de la pera malaya que utilizan por si pueden interferir en la medicación que tomo, y, por favor, el nombre real y no el comercial. ¿Están haciendo pruebas doble ciego, con un conjunto de mujeres usando un placebo para eliminar problemas de subjetividad? Supongo que nada de eso puede decirse en veinte segundos y hacerlo interesante, pero sí que pueden permitirse mostrar una URL ahí abajo, justo donde dice "Las autoridades sanitarias advierten..." para que puedas descargar los informes correspondientes y juzgar por tí mismo.

No debería ser muy complicado. Se trata de que cuando aludan a estudios científicos, los proporcionen, y que cuando citan algún componente maravilloso sacado de quién sabe dónde y que proporciona la eterna juventud, lo llamen con el nombre real para que puedas ir a una enciclopedia actualizada y leer sobre él. Y que se responsabilicen de lo que digan, que puedan ser denunciados por falsedades varias y juzgados en caso necesario. Porque si están utilizando la televisión pública, o utilizando cadenas privadas con emisión no codificada, realmente están utilizando recursos básicos del Estado que pagamos entre todos en su propio beneficio y que deberían servir para la difusión de la cultura, porque en vez de dar educación básica a los ciudadanos para hacernos más responsables, incluso consumidores más responsables, se prefiere rentabilizar maximizando el beneficio económico de algunas empresas. Y como ya he dicho otras veces, somos nosotros mismos quienes deberíamos tener la última palabra sobre el uso de los recursos públicos.

PD: ¡Vaya! Estoy viendo que algunas cremas sí que muestran algo de información: test in vitro con 32 mujeres (¿?), autoevaluación en 103 mujeres... puro método científico.
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lunes, noviembre 21, 2005

El reto de las 1000 palabras

Esta anotación será breve e incompleta, porque el tiempo libre durante esta semana lo he dedicado a un pequeño problema informático autoimpuesto, y no he tenido tiempo de preparar nada. Lo peor es que la próxima semana probablemente estaré igual de ocupado. Todavía no he terminado con él y me empieza a obsesionar. Está relacionado con una anotación que leí en el blog de Martin Varsavsky. En esa entrada venía a decir que le gustaría encontrar alguna forma de extraer las 1000 palabras más comunes del idioma alemán para poder entender mínimamente un texto cogido al azar, y que esa lista debería ser fácil de compilar en estos tiempos. Bueno, tenemos Internet, y ahí, textos en alemán disponibles (por ejemplo, periódicos digitales) para jugar. Sí, me dije, creo que incluso yo sería capaz de hacerlo.

Pues empecé a programar. Pero para poder comprobar qué tal funcionaba el método tenía que trabajar primero con textos en castellano. La idea que tenía en mente era que a partir de un texto cualquiera, un programa me devolviera un listado con los verbos utilizados y su frecuencia, otro listado de sustantivos y adjetivos, uno de nombres propios, y el último con las partículas gramaticales que quedaran: preposiciones, conjunciones, posesivos, pronombres... esas cosas. Como era un primer paso hacia el análisis de textos en otros idiomas, quería que fuera un conjunto de programas, cada uno especializado en un tipo de palabras, los que solucionaran el proceso de clasificación, para después poder adaptarlos a otro idioma con comodidad. Y otro requisito era que la clasificación no utilizara diccionarios de palabras, que no siempre tendré disponibles, ni información de contexto, es decir, que cada palabra se resolviera independientemente de las demás. A lo mejor es cabezonería mía, pero es que creo que es posible hacerlo así y además constituye un reto interesante.

No merece la pena contar el método exacto con que intento hacer la clasificación porque la mejor forma de explicarlo sería mostrar pseudocódigo o directamente código fuente, y aún no he terminado. Lo que sí que puedo adelantar es que no me había dado cuenta de lo complicada que es la conjugación verbal en castellano, la cantidad de posibles irregularidades que aparecen con ella y cuánto dependemos de la experiencia con verbos similares para poder conjugar correctamente. Además, encuentro que a veces es difícil interpretar si una palabra se utiliza como sustantivo o como verbo sustantivado (pesar cuando es sinónimo de dolor, ¿es verbo o sustantivo o sustantivo con origen de verbo o verbo en función de sustantivo?), o más bien, si es coherente que lo considere como verbo o como sustantivo (cuenta es sustantivo, pero conocer el verbo contar es suficiente para comprenderlo; ¿y pasa lo mismo con el sustantivo cuento?).

Si estoy tan interesado en el problema y me estoy esforzando por resolverlo en castellano es porque le veo una aplicación inmediata. Por ahí adelante (vale, confieso, era un comentario a una noticia de Barrapunto) me encontré con el siguiente dato: una persona típica en Alemania puede manejar unos 30000 términos, si es universitaria la cantidad sube a 100000, y llega hasta 250000 si se mueve en un ambiente especializado. Así que a lo mejor las 1000 palabras que decía Martin son una aproximación que queda escasa. Supongo que se refiere a estudiar un poco la gramática y aprender cómo se conjuga y se construyen frases, que es lo que yo haría, así que realmente lo que necesita es lo que llamamos vocabulario básico: verbos, sustantivos y adjetivos con su significado. Pero ni siquiera 1000 verbos, 1000 sustantivos y 1000 adjetivos me parecen suficientes. Así que sigo programando, ahora para poder medir experimentalmente cuántas palabras distintas utiliza un periódico de tirada nacional en España en su edición digital. Eso me servirá como una aproximación más realista al problema de saber cuántas palabras tengo que aprender de cada clase. El País, El Mundo, La Voz de Galicia... cualquiera me vale. ¿Llegarán a usar 50000 palabras distintas? ¿Se quedarán en las 20000? ¿Cuántas palabras tendré que aprender (y cuáles) para entender el 75% del periódico (ignorar sólo una de cada cuatro)? ¿Notaré variaciones de nivel entre las distintas secciones del periódico? ¿Necesitaré más sustantivos en la zona de tecnología y más verbos en la de deportes? Todas esas preguntas y algunas más con mucha mala leche podré contestarlas al terminar mis programillas, que espero que sea durante esta semana que empieza. Y por supuesto, luego emplearé todo lo aprendido para resolver el reto original. Repasar Alemán, pero también probar el Esperanto, que le tengo ganas.
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lunes, noviembre 14, 2005

Nuestra legislación: comentarios a nuestra LPDA

En la anotación anterior mostraba una posible redacción de una ley que protegiera los derechos de los autores sin restringir los de la sociedad (LPDA). Ésta es la segunda vez que ofrezco posibles alternativas (bocetos, en realidad) a la actual situación de abuso del sistema legal por parte de algunas empresas para su propio beneficio, si bien antes se trataba explícitamente del negocio de la música y ahora se trata el problema de los derechos de autor de una forma algo más general.

Son apenas 20 artículos en vez de los más de 150 originales, que contienen las directrices principales de la ley tal como yo la imagino. Sí, reconozco que faltan cosas importantes, pero no me parecieron exageradamente importantes para una primera aproximación al debate. Además la división en secciones (o títulos, o capítulos o como sean) y en el contenido de los artículos o su orden puede no ser el más indicado. Me falta práctica, cierto, pero esa falta de familiaridad en este caso es también una ventaja. Si llego a saber lo que me iba a costar esa entrada, cuánto me iba a atragantar con la legislación, ni lo intento.

Lo importante es la idea de que toda la sociedad debe beneficiarse de las obras, aunque pueda haber un pequeño retraso de unos pocos años, porque el autor sólo puede crear obras utilizando y transformando el sustrato cultural en el que se mueve y que, por tanto, debe devolver a la comunidad. Como una consecuencia directa, todos somos autores en algún momento del día. Contar una historia, contar un chiste, silbar, hacer un comentario hiriente, insultar, escribir comentarios en un blog... supone estar creando obras. Lo hacemos todo el tiempo, y todo el tiempo renunciamos a ejercer nuestros derechos básicos (reconocimiento de la autoría, no divulgación...) para el beneficio común. La mayor parte del tiempo, también la concesión de un monopolio para la explotación en exclusiva de la obra es irrelevante y se renuncia consciente o inconscientemente a ella.

En esta ley la explotación económica de una obra en monopolio exclusivo se considera como una limitación al caso general, por lo que su interpretación debe ser restrictiva. La explotación económica de una obra se reduce a 5 años, 10 para casos excepcionales, desde el momento en que se ponga por primera vez a disposición del público. Ese momento es en el que el autor decide que la obra está ya completada, y por tanto es una forma fiable de asignar el instante de creación a la obra. Nada de conceder monopolios de 70 años desde la muerte del autor, que eso nunca le puede beneficiar a él, sino que sirve para que sus herederos lo parasiten. Puesto que a una obra actualmente se le saca beneficio económico durante apenas 3 años desde su primera divulgación, 5 años de monopolio es suficiente para recuperar la inversión original con creces y para no distraer al autor con la explotación de una sola obra, que para eso es un profesional de las obras culturales y se supone que le resultará más fácil el proceso de creación. Y si no, que se busque otro trabajo, que a todos nos gustaría poder trabajar un año y tener réditos de por vida por ese esfuerzo, y nos tenemos que conformar sin embargo con trabajar todos los días hasta la jubilación.

Los límites básicos de derecho a la copia privada, derecho de cita y derecho de parodia se mantienen dentro del período de monopolio en exclusiva para la explotación económica de la obra. Con el derecho a la copia privada se mantiene también la remuneración con canon sobre el soporte, pero se le asigna a la Administración la tarea de asignarlo. Además es más restrictivo, considerado que se aplica sólo sobre autores individuales y para casos concretos (aquellos donde produce un daño sensible, millonarios abstenerse). Y se amplía a entidades de carácter cultural sin ánimo de lucro en las mismas condiciones, excepto que el uso es colectivo (prohibido para particulares).

Me parece que no queda claro lo de canal público y canal protegido, así que lo intento con ejemplos. Son canales públicos: las cadenas de televisión y radio que no necesiten de un decodificador para ser usadas (aunque en sí mismas necesiten de un aparato receptor), los servicios digitales que no necesiten de contraseñas, certificados o identificativos excluyentes para su funcionamiento, un servicio cualquiera en internet (aunque tenga contraseña) si cualquiera puede abrir una cuenta y utilizarlo gratuitamente, dar un discurso en la vía pública, realizar un concierto en la plaza mayor si la entrada es libre (aunque esté limitada por aforo o especificaciones similares, técnicas o no), los sermones escuchados en una iglesia, las clases recibidas en un centro docente (aunque se haya pagado una matrícula para estudiar en él), las conversaciones en un restaurante (aunque haya que pagar por un servicio), los regalos promocionales (así, un cd que viene gratuitamente con un periódico se considera que no se distribuye por un canal protegido)... Por el contrario son canales protegidos aquellos que necesiten de un desembolso económico específico para su uso, ya sea en régimen de venta y similares (pago discreto), o de suscripción y similares (pago continuo), como los canales de televisión que requieren de decodificador, como los descuentos promocionales, como los descuentos promocionales supeditados a la compra de otro producto (el caso de que un cd se distribuya con un periódico a un precio inferior al de su venta por libre) siempre que se pueda renunciar al primero sin cargo respecto al segundo (que si no se compra también el cd, no suban el precio del periódico)... Básicamente, para resumirlo, si hay que tomar conscientemente la decisión de pagar para disfrutar del uso del producto, y la decisión de no acceder al producto no supone otros inconvenientes añadidos al hecho de la falta de disfrute del producto (es decir, no se fuerza al uso del producto, y no usarlo no penaliza), el producto está utilizando un canal protegido. En los otros casos, el producto está utilizando un canal público.

Y una diferencia importante con respecto a la formulación actual. Un autor que quiera sacar beneficio económico de su obra, no puede distribuirla por canales públicos, porque éstos están destinados a la difusión de la cultura común para beneficio de toda la sociedad. El autor, o un tercero en su nombre, debe buscar vías alternativas para la promoción de su obra dentro de canales protegidos. Así de repente se me ocurren varias: puede publicitar sus trabajos anteriores, utilizar su trayectoria profesional como garantía de calidad, que libere fragmentos de su obra en dominio público (si es un disco, que divulgue la primera canción por canales públicos por ejemplo), que ofrezca interpretaciones privadas a grupos reducidos (si es una película, un visionado privado ante los críticos, por ejemplo) para provocar rumores o expectación de boca a boca, que ofrezcan dinero a los periódicos para que la mencionen mil veces por página para crear un sentimiento de familiaridad y confianza en el público futuro, que jueguen con el morbo del autor, contenido de la obra o momento histórico de la sociedad, descuentos promocionales (pero nunca como regalo)... tiene que haber mil formas de hacer publicidad de un producto sin necesidad de utilizar los recursos públicos. Para eso están las campañas de promoción de las agencias de publicidad. Pues que hagan su trabajo.

Y para terminar, como curiosidad, esta ley reconoce que hay otras licencias de distribución de cultura que pueden complementar a ésta, como la GPL (los programas de ordenador se consideran obras culturales), BSD, apache... GFDL, CC y Coloriuris.
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Nuestra legislación: nuestra Ley de Protección de los Derechos de Autor

Como comentaba en otra anotación es posible que entre todos podamos sacar alguna idea interesante para la modificación de la Ley de la Propiedad Intelectual. Yo empiezo.

Ley de Protección de los Derechos de Autor

General.

Derechos.

1. Todos somos autores. Debido a que estamos inmersos en una cultura colectiva que nos estimula, no podemos evitar transformar la información de nuestro entorno y cada vez que lo hacemos estamos creando nuevas obras culturales, ya sean completamente novedosas u otras anteriores pero nuevamente repetidas, todo ello independientemente de que sobre ellas se quieran ejercer o no los derechos que aquí se explicitan, y sea ese ejercicio de creación consciente o inconsciente.

2. Las obras culturales pertenecen a su autor por el solo hecho de su creación, sobre soporte material o inmaterial, actualmente conocido o disponible en el futuro.

3. Los autores tienen derecho a ser reconocidos como tales o mantener su anonimato divulgando su obra bajo seudónimo, a no divulgar su obra manteniendo el material inédito, y a la integridad de su obra impidiendo modificaciones que pongan en peligro su espíritu. Estos derechos son irrenunciables para el autor.

4. Estos derechos pasan a sus herederos causas mortis, y se mantienen para siempre. En caso de no llegar a localizar a los herederos, la Administración puede ejercer esos derechos para beneficio de la comunidad.

Objetivos.

5. Las obras de interés para esta ley son las creaciones originales literarias, artísticas o científicas generadas intencionadamente, junto con su correspondiente título. La siguiente lista se ofrece con objeto de clarificar lo anterior, sabiendo que no es exhaustiva:

5.1. Los libros, folletos, impresos, epistolarios, escritos, discursos y alocuciones, conferencias, informes forenses, explicaciones de cátedra y cualesquiera otras obras de la misma naturaleza.

5.2. Las composiciones musicales, con o sin letra.

5.3. Las obras dramáticas y dramático-musicales, las coreografías, las pantomimas y, en general, las obras teatrales.

5.4. Las obras cinematográficas y cualesquiera otras obras audiovisuales.

5.5. Las esculturas y las obras de pintura, dibujo, grabado, litografía y las historietas gráficas, tebeos o comics, así como sus ensayos o bocetos y las demás obras plásticas, sean o no aplicadas.

5.6. Los proyectos, planos, maquetas y diseños de obras arquitectónicas y de ingeniería.

5.7. Los gráficos, mapas y diseños relativos a la topografía, la geografía y, en general, a la ciencia.

5.8. Las obras fotográficas y las expresadas por procedimiento análogo a la fotografía.

5.9. Los programas de ordenador.

6. Como regla general, toda obra generada en la sociedad pasa automáticamente al dominio público para beneficiar al conjunto. Cualquier persona natural puede utilizar parcial o totalmente cualquier obra de dominio público para cualquier uso que necesite, incluido para su beneficio económico.

7. Cuando se admitan varias interpretaciones de la ley, se fallará en favor de la solución que más favorezca a la comunidad, que es el fin último de esta ley.

Definiciones.

8. Una trasformación trivial de una obra ya divulgada no se considera obra nueva, y puede ser considerado plagio si el autor original no recibe el mérito. Pero esto intenta ser compatible con que dos obras distintas desarrolladas por distintas personas terminen pareciéndose mucho, ya que una de las obras puede estar basada en la otra y por tanto ser similares entre sí, poco o mucho, o coincidir totalmente porque ambas deriven prácticamente de las mismas fuentes. Cuando la diferencia sea importante, un juez decidirá cuál obra merece ser considerada la primitiva y a qué autor darle el mérito.

9. Las traducciones entre idiomas, las transcripciones entre soportes y la colección o selección especial de un conjunto de obras, son transformaciones triviales que no generan obras nuevas. Sí lo hacen sin embargo las adaptaciones entre diferentes disciplinas artísticas.

10. Una obra se puede divulgar de forma anónima, de forma seudónima o bajo el nombre de su autor. Una obra se considera colectiva cuando unos pocos coordinadores trabajan con múltiples autores, dando como resultado una obra indivisible donde la contribución final de cada autor por separado no forma una unidad significativa de contenido. Una obra se considera desarrollada en colaboración cuando unos pocos coordinadores colaboran con múltiples autores, dando como resultado una obra donde la contribución final de cada autor por separado es fácilmente reconocible. La forma en que los derechos irrenunciables son ejercidos y la persona que lo hace deben ser decididos explícitamente con antelación al acto de la creación, o en un momento anterior a su primera divulgación.

11. Se entenderá por comunicación pública todo acto por el cual una pluralidad de personas pueda tener acceso a la obra sin previa distribución de ejemplares a cada una de ellas. Divulgar es presentar la obra al público con consentimiento del autor, y publicar es divulgar ejemplares sobre un soporte material. La publicación es un tipo de divulgación, así como la divulgación es un tipo de comunicación pública. Esta ley hace referencia sólo al hecho de la divulgación, que es el primer acto consciente y voluntario del autor sobre la distribución de su obra, y por tanto, el acto más general que se puede proteger.

12. La divulgación sólo puede realizarse por un canal público o un canal protegido. El canal público es el que sólo precisa de la voluntad y la oportunidad del usuario para su disfrute, sin necesidad de desembolso económico específico, o sin la posibilidad de que un conjunto arbitrario de usuarios del canal puedan quedar excluidos. Un canal protegido es el que explícitamente está limitado a un conjunto de usuarios potenciales que han hecho un desembolso económico específico para disfrutar de él. Como consecuencia directa, una obra sólo se puede mantener inédita cuando no se divulga ni por canal público ni protegido.

Límites.

13. Sólo los seres humanos o colectividades de ellos pueden crear obras protegidas por estos derechos. Las producidas por medios mecánicos o animales o naturales, si fuera necesario considerarlas, pasan directamente al dominio público sin que se le puedan aplicar los derechos reconocidos por esta ley. Las transformaciones triviales de éstas siguen sin considerarse obras nuevas.

14. Sobre las obras producidas por la Administración, es decir, por las personas que trabajan para el servicio público en el ejercicio de sus labores ordinarias, tampoco se pueden ejercer estos derechos.

15. Sobre aquellas obras cuya uso o funcionalidad excede su interés cultural o de artes aplicadas sólo puede ser ejercido el derecho de reconocimiento.

16. Con la muerte de un autor un juez puede decidir anular el derecho a la no divulgación de alguna de sus obras si es de especial interés para la comunidad.

17. Como una excepción a la regla común de favorecer el derecho de toda la sociedad a beneficiarse de una obra sobre los derechos individuales del autor, con la creación de una obra novedosa se le concede al autor un monopolio temporal sobre la explotación económica de la obra durante un período de 5 años, ampliable hasta un límite de 10 años si la obra es de especial relevancia para el beneficio de la sociedad, pasando a continuación automáticamente al dominio público. Características:

17.1. El monopolio sobre la explotación económica de la obra se concede como un incentivo para promover la creación de obras nuevas que beneficien a la sociedad. Utilizarlo de manera restrictiva o de mala fe o de cualquier otra forma contraria a sus intereses originales supone la pérdida del mismo y la obra pasa al dominio público.

17.2. Los plazos comienzan el día 1 del mes siguiente a la primera divulgación de la obra, y no se ven afectados por modificaciones posteriores de la obra.

17.3. Durante el período de validez del monopolio sobre la explotación económica de la obra, cualquier miembro de la sociedad necesita de la autorización del autor para utilizarla total o parcialmente, y debe dar reconocimiento al autor.

17.4. Este monopolio sobre la explotación económica de la obra debe ser ejercido activamente por el autor, limitándose la divulgación de la obra por canales protegidos. Divulgar en canales públicos implica renunciar a este monopolio. En cualquier momento durante su ejercicio el autor puede renunciar a este monopolio, sin que tenga la posibilidad de recuperarlo más adelante.

17.5. Este monopolio sobre la explotación económica de la obra pasa a los herederos causas mortis en las mismas condiciones en que se hallaba cuando desaparece el autor.

17.6. Se reconocen tres modalidades de explotación económica de una obra con vistas a su remuneración: venta, alquiler y préstamo. Cada una de ellas puede tener su propia tasa de remuneración, establecida por quien tenga derecho a la explotación económica de la obra. Durante el período de validez del monopolio sobre la explotación económica de la obra, el derecho a percibir compensación económica por el uso de una obra vence con la primera venta. Esto no sucede en el alquiler ni en el préstamo.

17.7. El control de este monopolio sobre la explotación económica de la obra puede ser cedido a terceros para su ejercicio. Sólo se puede ceder el control de este monopolio sobre obras pasadas e inéditas, o divulgadas sobre canales protegidos, mientras no haya expirado el tiempo de monopolio concedido, pero nunca sobre obras futuras. La cesión del control debe ser explícita.

17.8. Obras creadas bajo contrato pertenecen al autor asalariado para ejercer los derechos previstos, pero son explotadas económicamente por el empleador si así lo especifica explícitamente el contrato que los une y las obras generadas son consecuencia directa de las condiciones del contrato. Un contrato nunca puede limitar el derecho de una persona a crear obras en la actualidad o en el futuro.

17.9. Este monopolio sobre la explotación económica de la obra queda suspendido en los siguientes casos, por lo que la obra se puede utilizar sin pedir autorización y sin necesidad de remunerar al autor:

17.9.1. En la copia privada, que es la copia para uso privado del copista sin utilización colectiva ni lucrativa. Si el uso de este derecho dañara sensiblemente al autor, la Administración podrá determinar una compensación económica para autor sobre el precio del soporte que contenga la copia de la obra.

17.9.2. En la copia privada para uso colectivo y no lucrativo de las entidades de carácter cultural sin ánimo de lucro. Si el uso de este derecho dañara sensiblemente al autor, la Administración podrá determinar una compensación económica para autor sobre el precio del soporte que contenga la copia de la obra.

17.9.3. En la inclusión de fragmentos u obras aisladas para uso de cita, análisis, comentario o juicio crítico, para fines docentes o de investigación, en una medida justificada e indicando al autor de la obra. A este fin las recopilaciones periódicas en forma de reseñas son consideradas como citas.

17.9.4. En la inclusión de fragmentos u obras aisladas difundidos por los medios de comunicación como tema de actualidad , en su justa medida, y citando al autor. También las conferencias y similares con el fin de informar sobre temas de actualidad (y el autor se reserva el derecho de publicar las obras).

17.9.5. En la parodia de una obra, mientras no se pueda confundir con la obra original ni suponga daño para ella.

17.9.6. En el procesamiento judicial o administrativo.

17.9.7. En la ejecución de obras musicales en ceremonias de actos públicos del estado, si el público asiste gratuitamente y los ejecutantes no reciban remuneración.

17.9.8. En la adaptación para invidentes con uso no lucrativo. En la adaptación para cualesquiera impedidos con uso no lucrativo.

17.9.9. En la utilización de las obras situadas permanentemente en vías públicas.

Procedimientos y marcas.

18. Existe un Registro de la Propiedad Intelectual a disposición de cualquiera que quiera dar constancia de la autoría de una obra. El procedimiento de registro y su utilidad quedará definido por la Administración en algún documento posterior.

19. Independientemente de que se registre la obra o no con la Administración, cualquier autor puede utilizar el símbolo de obra registrada (c) sobre sus obras, si el soporte lo permite, junto con cualesquiera otros símbolos que representen otras licencias de uso a las que se quiera acoger que complementen y no entren en conflicto con la actual ley.
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Mi querida ciudad digital

Hoy toca un ligero apunte tecnológico. En un momento anterior de la corta historia de este blog, dije que se me ocurrían un montón de cosas de las que una ciudad permanentemente conectada a internet con Wifi/WiMax urbano se podía aprovechar para mejorar el servicio a sus ciudadanos, y me quedé tan tranquilo. Bueno, como hoy no me apetece hablar de un tema mejor, voy a compartir algunas de ellas. No son extravagancias que requieran de inmensas inversiones o de algoritmos imposibles, sino que son posibilidades reales realizables más o menos con la tecnología de la que disponemos ahora mismo. Lo pediré estas navidades en mi carta a los Reyes Magos, a ver si hay suerte.

Servicios tradicionales. En la ciudad digital que yo quiero supongo ya consolidados los actuales servicios de internet para uso personal, y que la existencia de conexión por todas partes facilita el acceso cuando se quiera y donde se quiera. Entre ellos están la búsqueda de información, lectura de periódicos, publicación de blogs, archivo fotográfico personal, consulta del correo, servicio de telefonía por internet... esas cosas. Y los siguientes servicios para el comercio local, administración, ocio personal y turismo.

Me gustaría que cada comercio de la ciudad pudiera indicar en alguna base de datos qué tipo de mercancías o servicios vende, y que pudiera actualizarlo en cualquier momento, para indicar existencias agotadas o productos en oferta, horarios de guardia, o lo que corresponda. Y que esos datos se almacenaran en una base de datos espacial (un GIS). Así, un usuario cualquiera podría localizar qué tienda es la más próxima para ir a buscar fruta de temporada, o un sastre, o una farmacia abierta de guardia un domingo, y lo más importante, a qué precio. Serían como las páginas amarillas, pero más interactivo.

Una herramienta GIS similar a la usada antes facilitaría la búsqueda de pisos en venta o alquiler en la ciudad, mostrando cuáles hay disponibles e información sobre las condiciones de contrato, de manera que se pueda decidir cuál nos conviene evaluándolas de acuerdo a su situación geográfica en la ciudad, proximidad a tiendas, al lugar de trabajo, a colegios, a calles de mucho tráfico, a obras que se ejecuten en la actualidad, al río... Sería posible también reconstruir la vista desde sus ventanas para, con su orientación, calcular la insolación que recibe, por ejemplo, y sus necesidades de calefacción. Y como para a partir de cuatro fotos de una sala existen algoritmos para hacer una reconstrucción tridimensional, pues se fotografían todas las habitaciones y ya se dispone de una visita virtual por la casa. Y todo eso sin molestos intermediarios que reciban comisión.

Los vehículos para servicio público, taxis, autobuses, ambulancias, bomberos y similares (no, la policía no), estarían equipados con sistemas de GPS para que cualquiera pueda situarlos en un mapa y sepa cuánto tiene que esperar hasta que lleguen. Los asistentes digitales personales podrían utilizar sistemas GPS públicos para hacer triangulación (si no disponen de uno incorporado) y programar alarmas cuando se acerque a localizaciones concretas (acuérdate de comprar huevos si pasas cerca de un super, cariño)..

Si el ayuntamiento se preocupara un poco también podría subir a esa base espacial información sobre las obras que se llevan a cabo en la ciudad, duración estimada y los carriles cortados que implican, y el estado del tráfico actualizado, para que los conductores o un sistema experto puedan calcular rutas alternativas. El problema del tráfico en las ciudades modernas es importante, pero podría ser controlado utilizando cámaras web para que un sistema de visión detecte y calcule el flujo de vehículos, y algoritmos de reconducción del tráfico lo desvíen por otras rutas si está próximo a saturar las vías. Es decir, que los semáforos podrían controlarse en base a las necesidades de coches y peatones, y no necesariamente con un ritmo regular, y además podrían mostrar otras informaciones a los conductores, indicando desvíos abiertos, por ejemplo.

Deberían publicar sus cuentas de gastos detalladas para que cualquiera pueda auditarlos. Deberían publicar la agenda del día con los actos públicos programados. Se promocionarían los periódicos, radios y televisiones por internet con contenidos locales, cubriendo actos públicos, oficios religiosos, competiciones deportivas locales, sesiones del ayuntamiento, y todas las noticias que sean de interés ciudadano. También promoverían almacenes de información digital para servicio a la comunidad: docencia, investigación, documentación, hilo musical... Y un grid de computación intensiva para ejercicios importantes de diseño industrial, análisis de estructuras, predicción meteorológica o cine digital.

Por supuesto, habría teletrabajo y educación a distancia, teledocencia, proporcionando acceso a otros recursos como cursos de formación en el horario elegido, acceso a los contenidos digitalizados de la biblioteca municipal, a una pinacoteca de alta resolución, audioteca, videoteca, almacén de fotografías públicas, almacén de software... Otros servicios remotos serían la teleasistencia a enfermos en el hogar desde un centro hospitalario, o la televigilancia nocturna de locales desde una empresa de seguridad. También las empresas de nueva creación podrían recibir teleasistencia legal y contable via web por parte del ayuntamiento durante los primeros años.

Los libros podrían ser impresos cuando fueran comprados en la librería, y encuadernados al momento delante del cliente, evitando problemas logísticos de almacenamiento de ejemplares o problemas de suministros. Los periódicos y revistas podrían ser impresos en lotes pequeños, para evitar esos mismos problemas, y servidos al momento. En cualquiera de esos dos ejemplos, el precio del ejemplar estaría más relacionado con el precio del soporte (papel, tinta) que con el precio del contenido.

Me gustaría ver la red preparada para un servicio de vídeo bajo demanda, donde la televisión que se está emitiendo por canales públicos es almacenada durante una temporada y etiquetada para su búsqueda (y la publicidad es suprimida), para que se puedan consultar los capítulos anteriores de cualquier serie en el momento que se decida, o poder ver una película en directo y ver más tarde el programa que se emite simultáneamente evitando la tiranía de la contraprogramación. Naturalmente, el mismo sistema serviría para poder acceder al videoclub desde casa: pagas y te descargas la película elegida sin problemas de disponibilidad de los títulos porque no hay ejemplares físicos.

Otros servicios que pueden ser de utilidad, sería un servidor de certificados para promocionar la firma digital. Con ello se posibilitaría llevar la ventanilla única de la administración a casa, pero de verdad, realizando todos los trámites con la mayor comodidad, sin tener que hacer colas, faltar al trabajo para recoger papeles, ir a sellarlos a distintas oficinas y volver para entregarlos dos horas después acompañados de una docena de fotocopias. Tampoco habría horarios de atención al público. También facilitaría la compra por internet en el comercio local, asignándoles a una identidad virtual (apoyada en un certificado digital) una cuenta con dinero virtual en algún sitio de confianza, tal vez un banco, y promocionando los micropagos entre ciudadanos. Un ejemplo, compra e impresión de entradas de espectáculos desde casa, o billetes de transporte. O compra a distancia en comercios que lo permitan, como supermercados con servicio a domicilio.

Para el turista, mapas de la ciudad con las líneas de comunicaciones y sus horarios, guías turísticas actualizadas constantemente para llevar en un asistente personal digital, algoritmos de reconocimiento de edificios para no perderse aún sin GPS y además obtener información histórica de cualquier punto de la ciudad, o visitas virtuales a cualquier museo que no haya tiempo de visitar.

Cámaras en la calle podrían servir como apoyo a la conducción, detectando automáticamente obstáculos, peatones cruzando o accidentes de cualquier tipo, llevando en el futuro a autobuses sin conductor. También podrían utilizarlas los peatones, si hubiera balizas de posición que avisaran de peculiaridades en el camino, para conducir automáticamente una silla de ruedas, para un lazarillo electrónico para los invidentes, para un carrito de la compra motorizado para personas mayores... Aunque también pueden tener otros usos, como el reconocimiento y seguimiento automático de personas por toda la ciudad (reconocimiento de caras y ropas), para que si hay una relación de confianza una persona pueda preguntar dónde está su marido o puede pasar a modo anónimo. O serviría para que la policía pudiera vigilar que se cumplen las órdenes de alejamiento entre personas.
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lunes, noviembre 07, 2005

Nuestra legislación: nosotros podemos hacerlo mejor

Basado en el ejemplo del software libre, donde una colectividad es capaz de coordinarse casi espontáneamente para llevar a cabo una tarea compleja, cuyo único vínculo es tener un interés común en que se realice de la mejor forma posible, han aparecido comunidades de usuarios con intereses en el proceso político. A fin de cuentas, con la tecnología de la que disponemos en la actualidad, la democracia participativa de verdad está a sólo un paso de distancia. Internet posibilita que los ciudadanos sepan qué está pasando, facilita saber porqué (con información de fuentes oficiales y muchas más extraoficiales), proporciona un foro de debate sobre las alternativas, y una vía para expresar su opinión, su decisión y su voto.

Ya hubo intentos de voto por Internet en algunas elecciones ¿municipales o autonómicas? no recuerdo, y referendums más o menos serios... pero sólo como demostración, y creo que la conclusión fue "el voto por Internet es posible". Y punto final. Pero eso es sólo un extremo de la cadena. Utilizar el medio de comunicación más avanzado, versátil y personalizable sólo para poder decir o no es un desperdicio, aunque también un primer paso prometedor. Lo más interesante está justo en el extremo contrario, en el de proponer los temas sobre los que discutir, en el de actuar sobre las leyes, en el punto donde se pueden generar los cambios que la sociedad necesita para salir de su estancamiento y evolucionar.

No es que la clase política haya fracasado en su misión de simplificar el gobierno en democracia, sino que ha crecido demasiado y ahora dedica más tiempo a su propia supervivencia que a cumplir con sus obligaciones originales... Es el problema de tener intermediarios. Hay que buscar un equilibrio entre sus atribuciones y su retribución, es decir, tienen que ser útiles sin llegar a ser imprescindibles (ese mismo problema aparece también en el negocio de la música, donde los intermediarios hoy día vemos que tienen la capacidad de promover leyes para protegerse, y aumentar sus beneficios y reducir sus riesgos).

La política debe reciclarse, simplificarse para que todos puedan participar, eliminar pasos intermedios desde que se tiene primero la idea hasta que se pueden observar sus resultados. Si una decisión tiene consecuencias dentro de la propia ciudad, por ejemplo, horarios de cierre de locales, es lógico que se tome en ella por la gente que se va a ver afectada. Si tiene mayor alcance, por ejemplo, la revisión de los acuerdos entre el Estado y la Iglesia Católica sobre las ayudas a su autofinanciación, es normal que participe mucha más gente y mi opinión sea irrelevante en la práctica. Pero si es así de lógico, ¿porqué hoy día tengo la misma capacidad de decisión sobre un proceso y otro? ¿Porqué lo único que puedo decir es, una vez cada cuatro años, "éste" o "aquel" de la media docena de candidatos que me presentas lo han hecho mejor, cuando sé que además en las decisiones importantes van a seguir las directrices de su partido en vez de sus propias convicciones? ¿De verdad estoy participando en el gobierno democrático? Puede que en teoría sí cuente como participación, pero no es ésa la impresión que me da. No estoy demasiado satisfecho. Y no soy el único. Que la política corrompe a la gente que la practica es una de las ideas subconscientes de la sociedad actual (en realidad la mayoría de la gente contesta que es el poder lo que corrompe, pero luego hacen la asociación políticos igual a poder).

Para participar como ciudadanos se puede empezar a baja escala, con plataformas civiles que informen de la actuación del ayuntamiento y lo presionen en los momentos más interesantes. Se puede participar también desde agrupaciones que promuevan la educación civil. O insistir en publicar las cuentas de gastos de las administraciones públicas para reforzar el control por parte de cualquier ciudadano de a pie, incluso utilizarlos como casos prácticos en las facultades de economía. O promover reformas desde un blog.

En mi caso, humilde como soy, simplemente propongo un experimento con la misma validez que el del voto electrónico. Podemos intentar redactar la legislación que más nos afecta, sólo por ver si llegamos a soluciones distintas de las actuales, igualmente válidas la mayor parte de las veces, tal vez más adecuadas en ocasiones, o realmente espantosas alguna vez. Sólo por probar, ya sabéis. Pero entre todos, con los más enterados corrigiendo a los otros, ayudando a entender el proceso, todos proponiendo, puliendo y recortando, es posible que el resultado sea interesante. Y ahora mismo, la que se me ocurre es la redacción de la Ley de la Propiedad Intelectual. Ya que todos los días nos topamos contra ella y nos limita en nuestra actividad profesional o nuestro ocio... ¿Qué pasa? debemos pensar desapasionadamente en alternativas. En una próxima anotación empezaré a dar ideas.
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miércoles, noviembre 02, 2005

Educar a la infancia en civismo usando pegatinas

A pesar de que tengo permiso de conducir, no me gusta hacerlo, y ni siquiera he comprado coche. También evito coger el bus para moverme por la ciudad. No hay metro. No hay tranvía. No hay trenes de cercanías. Pero como prefiero caminar, no me molesta. Soy un peatón convencido. Por eso también soy sensible a las faltas de respeto que algunos conductores cometen sobre los peatones. A pesar de lo que dice el código de circulación, que todos han tenido que estudiar, no me dan preferencia en los pasos de peatones ni en las incorporaciones a la via principal, no se detienen ante la luz ámbar del semáforo (recuerda, detenerse en condiciones de seguridad ante el ámbar, y detenerse necesariamente ante el rojo), aparcan donde encuentran un hueco sin respetar señales, incluso sobre pasos de peatones o bloqueándome las aceras, y da lo mismo que se suban y destrocen el pavimento.

Esto último es lo que más me fastidia. Vale que un conductor se vea limitado por el comportamiento de los otros, que la mala leche acumulada detrás del volante a lo largo del dia provoque situaciones de tensión, que le produzca frustación salir y conducir exactamente hasta el trabajo y luego de vuelta, pasito a pasito, a una velocidad media ridícula, a la vez que tiene que vigilar todo a su alrededor por si se encuentra algún listillo... pero donde no se puede aparcar, no se puede. La prohibición no es por capricho, sino por sentido común, y cuando se incumple puede provocar desde simples molestias a accidentes graves.

Para mí es un problema como peatón, y tengo una idea para él: pegatinas.

Se me ocurre llevar a los colegios de primaria y secundaria una nueva actividad extraescolar, ayudar a educar en civismo. Para ello se dedicarían unas clases a explicar a los chavales dónde dice el código de circulación que se permite aparcar (y aprovechar también para enseñarles normas de urbanidad para cuidar y proteger la ciudad), poner ejemplos gráficos, con cartulinas y colorines, hacer algún ejercicio práctico donde se apunten y contabilicen como puntos las infracciones que se ven de camino a casa... lo que sea necesario para metérselo bien en la cabeza. Y luego, otro día, repartirles puñados de pegatinas de tamaño diez por veinte cm para que peguen en el parabrisas de los coches mal aparcados, justo en la zona de visión del conductor, para que no se pueda mover el coche sin retirarla.

Las pegatinas tendrían frases como "Has aparcado mal. Eso me molesta a mí y a los que pasamos por aquí todos los días", "Has aparcado mal y nos interrumpes el paso", "Estás destrozando las aceras", "Es una vergüenza que tenga que decirtelo yo, pero es que no puedes aparcar ahí", "Mal, ahí no se aparca", "Mal aparcado", "Un paso de peatones no es sitio para aparcar", "Por aquí no pasa mi silla de ruedas" y similares. Casi cualquier mensaje sería bueno, porque el cabreo que cogería un conductor al ver su coche marcado no le permitiría leer muy bien el contenido. Pero se trataría de eso, devolver incomodidad por incomodidad, porque aparcar mal supondría ganarse una pegatina en el parabrisas.

Que los escolares colaboraran para educar a los conductores me parece algo positivo, todos aprenden algo, y pueden ser tremendamente insistentes y quisquillosos con las normas, y se aprovecha todo su potencial destructivo en una tarea inocua. Quiero decir, es mejor pegarles pegatinas que romperles los faros, ¿no? Si se reparten pegatinas todos los fines de semana durante un mes, sería suficiente para que el mensaje quedara claro entre los conductores: el código es para respetarlo. Sobre todo si el ayuntamiento y los guardias de tráfico apoyan la idea y se desentienden de las posibles denuncias. ¿Es posible que fomentar temporalmente el vandalismo juvenil sea una estrategia educativa? Estoy seguro de que a quien tenga coche le parecerá como mínimo arriesgado, pero mirado desapasionadamente es una forma de participación ciudadana, y cuanto antes comiencen, mejor.

También me imagino que siempre habrá alguien que sea un innovador y descubra que si le da el doble de pegamento es más difícil de despegar, o que si a la pegatina se le dan unos cortes se rompe al retirarla, o que se le han acabado las pegatinas y tiene que recurrir a la pintura acrílica... así que no es conveniente que el experimento se prolongue más allá de un par de meses.
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Compartir como estrategia de crecimiento

"Qué alegría se llevaron mi padre y sus amigos cuando les dije que iban a poder seguir viendo su Canal Plus de siempre" o "La próxima eliminatoria la vemos en mi casa con mi Canal Plus"... y aparecen varios adultos delante del televisor. Lo he visto en Canal Plus, un anuncio oficial de la cadena, para avisar a los que pagaron por Canal Plus que ahora tienen que contratar Digital Plus. He buscado en sus páginas web para leer las condiciones del contrato, para saber si allí explícitamente aparece que el decodificador se puede compartir, es decir, que si puedes invitar a un grupo de amigos a ver películas en casa, o si está limitado a una unidad familiar, pero no lo he encontrado. De todas formas, visto el anuncio, no creo que ahora tengan fuerza moral para negarse. En cualquier caso eso no es piratería, ni siquiera de baja intensidad, algún día tengo que esforzarme en definir qué es piratería, sino que está dentro de lo que podemos hacer de forma natural con un servicio que hemos pagado, y Canal Plus no puede decirnos quién puede disfrutarlo y quién no, mientras estemos dentro de casa, si hacemos de él un uso privado, sin beneficios económicos directos. El uso del servicio está implícitamente permitido para múltiples personas, sean o no de la familia, como uso privado.

Sin embargo hay situaciones muy parecidas donde pagar por un servicio no te da derecho a compartirlo, sin condiciones, donde el contrato prohibe explícitamente que se pueda compartir con gente de fuera de la familia directa. Se paga para tener un servicio incompleto, con límites que otros deciden como uso legítimo. El caso más evidente aparece en el negocio del acceso a Internet, donde un usuario no utiliza la conexión al cien por cien durante las veinticuatro horas del día y un router wireless podría dar servicio a varios vecinos sin problemas. Pero claro, eso supondría reducir las ventas y no convence. Parece que es el proveedor de acceso el único que tiene derecho a decidir ese tipo de cosas.

Ahora mismo hay varios esfuerzos ciudadanos intentando extender la cobertura de las conexiones wifi y montar una red que abarque ciudades completas, con puntos de acceso abiertos o con contraseña para la comunidad, basada en la idea de que si uno comparte hoy en su casa tiene mañana acceso en su lugar de vacaciones. La última que se ha apuntado es una idea comercial, Fon, con un sistema de remuneración opcional, con usuarios que comparten siempre y usuarios que comparten sólo un poco. A ver en qué queda. Tienen que insistir mucho en que si se deja que los usuarios participen en la extensión de la red de forma voluntaria, no sólo se obtiene acceso en todas partes, sino que se acostumbra a la gente a utilizar Internet, se educa a una generación donde el acceso pasa a la categoría de necesidad, aumenta la demanda de conexión (pero también la demanda en calidad del acceso), y aparecen nuevos servicios ligados a la cobertura total. Se me ocurren mil cosas que pueden surgir en esos escenarios, la mayoría auténticas tonterías, cierto, entre ellas aumentar la participación civil. Y todo eso con la misma tecnología de hoy, sin más inversión por parte de las operadoras que el de empezar a aplicar el sentido común. Probablemente el rechazo a estas prácticas viene del hecho de que las compañías cobran por vender puntos de conexión, con un precio independiente del uso que se les dé, ya sea consultar el correo dos veces por semana, descargar ocho cds cada día, montar una página web o una emisora de radio o televisión por Internet... y de hecho ni siquiera se responsabilizan del ancho de banda ofrecido, que venden dos megabits y luego ofrecen doscientos kilobits. Pero eso cambiaría si la conexión se compartiera y tuviera constantemente ocupado el ancho de banda por el que se ha pagado, que necesitaría de más inversión en infraestructura por parte de la compañía, y los usuarios no serían tan rentables. Pues que inviertan, que alguien tiene que hacerlo.

Esfuerzos anteriores dirigidos por ayuntamientos para facilitar el acceso a Internet a sus ciudadanos, gratis o a un precio reducido, han fracasado debido a las quejas que las operadoras de telefonía, que hoy son también los proveedores de acceso, han dirigido a la CMT por competencia desleal. Cuando ese es el camino, considerar el acceso por un bien básico y permitir que las empresas hagan negocio mejorando la oferta básica del ayuntamiento. Otros lugares ya lo han entendido así. Pero claro, esas gentes están robando el pan a las pobres multinacionales de telefonía y merecen sufrir sus iras, su venganza, multas, y cárcel.

Venga, cortadles la conexión a esos usuarios y no volvais a darlos de alta nunca más. Pero esta vez en serio, por favor, prometedlo. Ya surgirán otras empresas que entiendan de mercado, de oferta y demanda, que lo hagan bien.
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